Los
miembros de la aldea están reflejados en los registros del
ayuntamiento, el correo lo trae el cartero que deposita en el único
buzón a la entrada. Su visita es muy esporádica limitándose a los
periodos electorales. Una vieja furgoneta es la relación con el
pueblo a que pertenecen, y es una frontera no declarada pero que
surge desde la zona de desvió a la aldea. La luz eléctrica, es lo
que llega del exterior. El agua lo obtienen de un pozo que abastece a
las casas aunque también recogen de sus tejados el agua que usan
para lavar y asearse. Por tanto cuentan con dos depósitos.
Intentaron poner un molino de viento pero el dinero se les acabo y
solo esta la torreta con su hélice, cuando consigan el dinero se
desengancharan de la red. Cosa que les hará mas autosuficientes.
Todo
esto lo ha ido averiguando Juan con las preguntas a los diferentes
vecinos, donde nadie sabe nada pero todos tienen un conocimiento de
su comarca. Por la mañana van a trabajar a una industria de la
capital, los que quedan se ocupan de los trabajos de las casas. Los
más jóvenes tienen dieciséis años y dejaron la escuela y echan
una mano en las tareas de la comunidad, trabajan en comunidad y
pronto necesitaran otra furgoneta para añadir más miembros al
mercado laboral. Les gustaría ser suficientes pero no pueden
necesitan del dinero. Juan decide alquilar una habitación para poder
llegar a conectar con ellos. Pero la historia pesa con mucha fuerza
en los dos lados, como si un enfrentamiento se tratase.
Al
día siguiente trata de ir a la hora del ocaso cuando vuelven de la
ciudad. Lega una hora antes y decide dar un paseo por el bosque. Esta
bien conservado por no recibir visitas.
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