miércoles, 16 de enero de 2019

LA DECISIÓN




Junto al olvidado canal un camino de arena marca las diferencias con la vegetación, lugar de paseos de caminantes pero no de vecinos. Con el recuerdo de lo que fue, se olvidaron de él, ya no produce nada más que las visitas de turistas, despistados. La agricultura obtiene su preciado liquido del rio paralelo.
Construcciones olvidadas y hasta una vía de tren cercana parecen indicar caminos que apenas se siguen. Una mujer mayor de absoluto negro porta en su mano derecha un ramo de flores silvestres, con  destino a la tumba de su marido en el cercano cementerio, cada lunes repite el mismo camino, cuando no hay flores recoge hierbas aromáticas que pone en su jarrón azul, el color preferido del difunto. No quiere dejar la tradición ni siquiera ir a la ciudad donde viven sus hijos. Las vivencias vividas no pueden ser eclipsadas por otra vida.
Juana a elegido. Una chica ayuda en las tareas de casa tres veces en semana, varia sus opciones monocordes de comida, pero alguna discusión cae sobre Jimena sobre la elaboración de las mismas.
Junto al aparador hay una fotografía de su Julián, pero no esta junto a ella, sino como el ser que domina la vida. Como el canal encorsetado en un caz olvidado.
Junto a la calefacción y encima de la televisión estando sobre todas las cosas.
Tras el paseo se sienta en su butaca, agotada y con la sensación de dejarse ir, suspira y su mirada se eleva a su Julián, como ella le llama. Le esta pidiendo permiso para reunirse con él, ella sabe que está allí con ella. No tiene ganas de levantarse para calentar la comida preparada. Cruza sus manos sobre el vientre, retirado las lentes de pasta. Los sucios cristales no reflejan los rayos de luz tardíos.

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