Juan
avanzaba por la calle y como un coche que se atraviesa su camino, de
la misma forma, le llego un pensamiento a su cabeza. Igual que un
impacto físico, su expresión se lleno de un sentimiento de dolor.
Ceso sus pasos y hasta llevo sus manos a su vientre, queriendo tapar
una herida no abierta.
El
miedo empezó a inocular las células de su cuerpo. Poco a poco fue
recobrando la verticalidad pero su cara seguía siendo un reflejo de
su estado anímico. Como una noticia inesperada paralizo su paseo.
Tenía que encontrar una cafetería para encontrar un servicio, tarea
no muy difícil, pidió una manzanilla y busco el cartel de
servicios.
Sintió
una evacuación liquida, que en nada aliviaba su estado, pero si bajo
la presión de su vientre. En la barra del bar una taza y una tetera
le esperaban junto a una silla. Vertió la infusión y acomodo sus
manos en busca del calor perdido.
Todo
se había desarrollado con mucha rapidez. Juan paso de un estado de
shock a otro de aturdimiento donde los razonamientos no tienen
cabida.
Quería
salir de allí pero ¿en busca de que?
El
color pálido destacaba frente al negro de su jersey. El cerebro
comenzó a buscar razonamientos ante la situación montada.
Un
viento desalojaba las últimas hojas de los árboles, una de ellas
cayo en su mano, como una carta la observo, estaba llena de agujeros
pero se veían los nervios de la hoja, como lineas de una carta. Era
una de las últimas supervivientes y creyó entender algo. Sus
facciones cambiaron y hasta una sonrisa apareció en su rostro. Su
intestino volvió a su ser, recobro su postura normal erecta. El
viento sonroso su fría cara. La mano se plegó notando como la hoja
crujía perdiendo su forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.