El juego de la muerte es todo
aquel que realizas desafiando que como resultado puedes morir. Es un resultado
no presente en tu cabeza, pero por supuesto, es posible.
Uno ve imágenes en la televisión,
en diversos videos y muestran como el hombre, desafiante participa en ese espectáculo.
Necesita de la adrenalina surgida en ese momento para demostrarse, a si mismo,
lo valiente y lo ganador que se es. Pero en todo juego surgen dos resultados:
ganar o perder. Aquí surge el problema cuando el resultado es el segundo y la tragedia
es el resultado final. Entonces, los de fuera, lo achacaran a la mala suerte,
sin pensar que cuando una persona juega tiene los dos resultados.
Me refiero a todos los deportes
de riesgo o motar en un coche y jugar con la velocidad, pera mostrar un
control, o correr delante de los toros para demostrar que lo puedes hacer y
salir ileso. Y con el mensaje de si, una vez me salió bien, las siguientes
también, porque soy capaz y puedo. Pero ocurre que al ir tantas veces el cántaro
a la fuente, puede que se rompa. Siendo un resultado descorazonador.
Solo se valora el vencer, el
ganar, cualquier otro resultado es achacable a un mal día, mala suerte y
cualquier superchería responsable de nuestro resultado.
Alguien puede recibir mucho
conocimiento en una biblioteca o aburrirse de estar rodeado de libros cerrados
y alomados. Lo importante no es el riesgo sino el aprendizaje en la vida y está
se puede conseguir desde el anacoretismo de los antiguos monjes hasta buscar la
quietud de una flor o una planta o del caminar o del correr, cada persona busca
su aprendizaje de diferentes maneras. Pero en el juego está presente la adicción
y por tanto la repetición y falta libertad.
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