Juan
tenía una norma, si los demás hacen algo que él debe hacer pues
mejor. Lo cual le lleva a desarrollar una vida parasitaria. Con todo
lo que ella conlleva.
Sus
relaciones personales, todas van con fecha de caducidad, no se
prolongan mucho tiempo. Pero es curioso que siempre hay alguien que
se deja parasitar.
Juan,
cuando habla del tema , lo manifiesta sin ningún rubor, él les esta
haciendo un favor.
Da
pensar que de alguna manera todas las personas en algunos momentos
se comportan de igual manera. Evidentemente es mas fácil ver los
defectos en Juan que en nuestra propia vida. Algunos tienen una
verdadera lucha en no sacar estas formas de comportamiento, pero el
análisis es que al ser seres sociales hay cosas que es más cómodo
el dejarse llevar, esto conlleva hacer estos comportamientos
indeseables.
La
conciencia de Juan esta tranquila, por mirar la vida desde una
perspectiva diferente. Siempre buscamos cualquier justificación para
no sentirnos traidores a nuestra propia ética. Justificamos hasta la
muerte de otros individuos, con argumentos que acallan nuestra
conciencia.
No
le importa discutir con cualquiera para demostrar que sus tesis son
por el bien de los demás. Pero curiosamente cuando alguien quiere
hacer las mismas cosas que el predica, se revuelve y su respuesta es
irascible. No lo tolera y si, se le dice que es lo que el hace, baja
los ojos y se va irritado, para no verse reflejado en el espejo que
él mismo ha construido.
Tanto
va el cántaro a la fuente que un día se rompe y comienza a
desmontarse su personalidad. Se va convirtiendo en su ser cada vez
más asocial para no tener que depender de los otros.
Y
vive un proceso de degradación que comienza con su propia peso
corporal para seguir por...
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