domingo, 27 de septiembre de 2015

JUAN EL MARGINADO



Juan vive en las afueras de la gran ciudad, donde ha construido una infravivienda, donde los restos de unos suponen la supervivencia de otros.
Una fuente publica le vale para poder obtener el agua para el aseo, la comida y la colada..
Una extrema delgadez y una melena ajada junto a una piel profundamente morena, con grandes surcos en la cara, muestran un poco la vida que este hombre ha tenido. La mirada perdida, esa que mira pero nunca ve. Parco en palabras. Llego huyendo de yo que se. Como nuevo vecino sienta la desconfianza en un lugar ya asentado, pero que de a pocos meses va recogiendo nuevos colonos. En busca de un nuevo asentamiento.
De momento la época de lluvias no ha hecho su aparición, el frió tampoco. Lo que no pone a prueba los materiales utilizados en las nuevas viviendas, el problema sera cuando estas aparezcan y con ello la humedad que pondrá a prueba las articulaciones de los más desfavorecidos.
Han llegado a juntarse entre ellos y establecer unas formas de supervivencia, por la mañana salen con sus carros de supermercado y rebuscan entre la basura, todo aquello que les puede ser útiles, incluida la comida. Algunos restaurantes les ceden parte de la comida no servida. Lo cual les llega a ser un plato mas que agradable y bien condimentado.
Se encargan de distribuirla entre todos, también los perecederos de algunas fruterías llegan a ellos. Han llegado a conseguir una cocina con gas butano que les permite que todo no este frió. Que el calor llegue a sus estómagos como el sol que da a sus cuerpos.

Juan consigue engordar algo, tarea difícil en un cuerpo tan maltratado, como el suyo. Pero el tiempo juega en su contra, cada día el invierno se acerca deprisa.

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