Como
siempre Juan, sale de su casa con sus flores de Bach en su mochila.
Sale a pasear y normalmente se dirige a un parque, donde siempre
encuentra a alguien que necesita de sus consejos y de sus flores.
Lleva los frascos preparados con agua y coñac a los que añadirá
las flores que cada persona necesita. De primeras suena raro que
alguien te ofrezca unas gotas, de Dios sabe que liquido, esta
contenido en el frasco azul de las gotas. Pero Juan es una persona
que inspira confianza que da calma y por ello es como si se le
buscara, aunque nunca esta en el mismo sitio, siempre entrega una
tarjeta donde se le puede consultar en su correo electrónico.
Curioso que no busca pero encuentra y con un gran agradecimiento por
las personas consultantes. No cobra ningún dinero solo una sonrisa.
El esta jubilado y no necesita mas que lo que tiene, por ello le
resulta fácil vivir.
Ante
cualquier consulta el da una interpretación, que según apunta, no
es la real, sino su apreciación, por tanto susceptible de hacer o
no, sus consejos.
Las
flores, dice, son como bastones que nos ayudan a superar cosas.
Hoy
el día esta nublado y amenaza lluvia, su cita con los parques se
vera frustrada, pero el sale con su mochila y su sonrisa en la boca.
Inició esta labor hace tres meses y se siente satisfecho de divulgar
su saber y repartir las gotas de flores.
De
la desconfianza primera se ha pasado a una búsqueda personal, la
gente llega a él, en indagación de la paz interior, tantas veces
perdida.
Se
le ve tan seguro en sus comentarios que se convierte en auto de fe,
sus opiniones.
No
llega a sentirse superior su ego porque todo él es sencillo.
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