Juan
es un hombre que perdió su empleo y no encuentra mejor salida, a su
situación que la de pedir dinero en el metro, cobra el subsidio del
desempleo, pero tiene horror a lo que pueda ocurrir una vez
finalizado este, de tal manera que siguiendo los pasos que ha visto
en otros, decide hacer lo mismo.
Se
prepara psicologicamente para no ser reconocido, pues esto sería una
tragedia, por ello elige la zona mas distante de su casa y la oficina
donde trabajaba.
Es
lunes, quiere empezar pronto, por ello pone el despertador para estar
listo a primera hora. En el trayecto no encuentra a nadie conocido.
Espera el tren para hacer dos transbordos correspondientes para
llegar al otro extremo de la ciudad. A penas ha podido desayunar,
pues un nudo en el estomago se ha encargado de impedir la ingesta de
nada.
Tiene
miedo de balbucear o bloquearse en el discurso . Nunca ha practicado
la oratoria en publico. Pero el miedo a quedarse sin recursos le da
el suficiente valor para emprender cualquier cosa.
Llega
el vagón donde empieza su discurso pero es tan temprano que apenas
cruza los ojos con nadie.
Lejos
de sentirse fracasado entiende que es las primeras horas donde esta
dormido todo el personal.
En
la tercera intentona comienzan a caer monedas que guarda en el
bolsillo de su pantalón vaquero. Comienza a conectar con gente y
sentirse solidarios con él. Es un éxito, no para de recibir
monedas.
Cree
estar en una nube. Nunca hubiera esperado recibir esta respuesta a
las diez de la noche recibe llegar a casa, no ha hecho recuento de la
recaudación. Llega a su estación y es momento de hacer recuento,
descubriendo que esta vació, mete la mano y descubre el motivo, dos
agujeros en el bolsillo.
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