jueves, 17 de septiembre de 2015

QUE LEJOS...



Una canción dice “que lejos esta mi tierra y sin embargo que cerca”. A Juan le ocurre igual con su casa. La siente lejos pero por distancia esta a pocos metros.
Tuvo una separación e hizo que tuviera que dejar su casa, pero el barrio donde vivía es el de toda la vida, así busco otro piso en alquiler para no sentirse desmembrado.
Juan sigue haciendo su vida normal pero siempre tiene una mirada al piso que compartió con su mujer, una parte del mismo sigue siendo suya, pero una sentencia judicial le apartas vueltas pero a veces marea
Isabel que es su mujer, nunca le gusto el barrio, pero ahora era la dueña en su uso y no quiere renunciar a él. La empresa donde trabaja le ofrece un nuevo destino en otra ciudad, ella acepta pero ¿como hacer para que su marido no vuelva al piso?
Inventa una relación con un compañero y este le paga un alquiler, nadie se tiene que enterar, pero Isabel, pierde de vista que es un barrio y como tal existen mil cámaras en forma de ojos, en los vecinos que le reportan novedades. No pasa mucho tiempo cuando es voz popular el hecho, del que no recibe ni un euro. ¿Pero como echar al inquilino? Los planes diabólica del mismo.
La vida da muchos se ponen en marcha y un puñado de amigos le secundan para que obre en ese sentido. Lo más fácil es la coacción física. Pero como cualquier plan malo termina mal. Logrando una resolución en contra. Juan se siente dueño de la situación pero en realidad es un cero coma. Por ello comienza a ver una autodestrucción personal que no lleva a nada sino a un malestar físico y mental.

Isabel enterada se ríe. Juan lamentándose.

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