Juan
y Paula son una pareja que han pasado la frontera de los sesenta hace
cinco años. Unos ojos claros les identifican como personas
transparentes, pero unas bolsas bajo sus ojos indican su sintonia
ante la vida. Consiguen ser el apoyo que ambos se necesitan y logran
consolidar una vida que antaño podría ser prescindible, el uno del
otro. Hoy esto no es así, más que nada necesitan el apoyo del uno
en el otro.
Las
bolsas son para recoger cosas.
Juan
tenía un trabajo dinámico, hasta que la empresa sesgo su vida
laboral, en base a criterios económicos. Paula se ocupo de la casa y
el cuidado de sus dos hijos. Cuando llego el despido la preocupación
por el despido les paso factura física y mentalmente. Aparecieron
los miedos y los temores por ver si podrían afrontar su futuro
inmediato, según pasan los años se hacen un peso extra, los huesos
aguantan cada vez menos y las articulaciones se sienten cansadas.
Pero la situación de sus bastagos no era mucho mejor, lo cual
aumentaba los anteriores.
Sacaron
fuerzas de donde no las había, comprendieron la nueva situación y
como afrontarla pero física y psiquicamente la vida les pasa factura
y la incertidumbre se ceba con ellos.
Un
cuñado suyo les iba enseñando la manera de afrontar la nueva
realidad, el fantasma de la depresión planeaba continuamente por sus
cabezas, hasta que sintieron el aire fresco penetrar por sus narices
y oxigenar sus pulmones y como al expirar notar el fluir de los
pensamientos negativos. Cuando fueron capaces de entender esta
técnica su vida comenzó a cambiar, por supuesto que no solucionaba
su situación pero si conseguía que ellos se encontraran en paz.
Curiosamente
las bolsas de los ojos comenzaban a deshincharse y a sentirse mas
ligeros. La respiración funciona.
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