Siempre
hemos querido tener unos poderes por los que poder conseguir cosas
que ahora no podemos tener.
Cualquier
cosa que consigamos de esta manera, se convertirá en una cosa que
deja de tener valor y por tanto deja de tener interés. Si, nos hará
diferente a los demás, pero siempre durante un tiempo. Se hará como
un objeto de consumo que una vez logrado deja de tener aliciente.
Curiosa
psicología humana, que en vez de utilizar para el desarrollo de la
comunidad, se hace un logro personal.
Existen
trabajos que han durado muchos años y unas vez realizados, no le
damos importancia y son una cosa más.
Las
mayores metas se hacen sobre nosotros mismos, pero una vez
realizadas, se hacen anecdoticas.
Ese
esfuerzo personal se vuelve normalidad, por ello pierde su entidad y
característica.
La
imaginación se desborda ante temas impresionantes pero no sabemos
oír y ver una planta en su crecimiento, sentirla e identificarnos
con ella, como con cualquier animal o mineral. Ignoramos lo que puede
ser decisivo en nuestro proyecto personal.
Que
triste que nuestras proyecciones vayan hacía cosas mas materiales,
despreciando lo que tenemos a mano, como esa planta o ese animal que
tenemos junto a nosotros. Ponemos dificultad ante lo que esta frente
a nosotros. No hace falta ir a Marte para descubrir lo que somos y
podemos. Pero, a veces, nos convertimos en nuestros propios enemigos.
Vamos
poniendo agujeros ante nuestro caminar, y tarde o temprano, caeremos
y echaremos la culpa a alguien, para no sentirnos mal.
Curioso
proceder, donde olvidamos lo pequeño por lo grande, por ese deseo
desmedido que nos hace sentir de una manera que no somos, pero que
hemos aprendido en todas las facetas de nuestra vida, y las hemos
hecho propias. Sin ningún rubor, ni siquiera una pequeña critica.
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