miércoles, 11 de julio de 2018

LOS ENVASES




Como norma utilizamos los envases para los periodos de transporte, luego se desechan. Nuestra conciencia queda tranquila cuando los depositamos en la basura o en el contenedor especializado. Nos hemos acostumbrado a esta rutina de tal manera, que si algo no tiene envase pierde categoría el producto en si.
En está sociedad de consumo, donde todo tiene un uso limitado en tiempo y lugar. El envase forma parte de él. Si analizamos los contenedores de basura, un porcentaje muy alto esta compuesto precisamente de ellos. Cajas de cartón con preciosas xerografiás o fotografiás, plásticos de diferentes tipos y colores forman un regalo que hasta puede ser recubierto por un papel de regalo para hacer más atractivo.
Parece ser que llevamos una vida gris y necesitamos llenarnos de color y de regalos. Sin pararnos a pensar el daño que puede suponer a nuestro entorno, una vez obtenido su destino se desechan en cualquier sitio, no solo en la basura, desde la lata que aloja nuestra bebida, al plástico que envuelve nuestro dulce favorito.
La reflexión sobre ello nos debe llevar a un posicionamiento respecto a ello. En las industrias editoriales se imprimen cantidad de ejemplares de libros, muchas veces con un destino incierto, desde el almacenaje, al saldo de los mismos o para convertirse en pasta de papel. Producimos y producimos en grandes cantidades por abaratar los costes pero puede ser una inversión ruinosa. El sistema está justificado. Pero nosotros formamos parte de él, en la respuesta que demos puede empezar a cambiar, también somos responsables. No solo formamos parte de un numero, nuestra aptitud o forma de comportamiento influye sobre los otros, ese trabajo de conciencia es importante para mostrar un cambio.
Un cambio en la manera de pensar influye sobre nuestro alrededor. Nuestras necesidades siguen cumpliendo pero no llenamos.

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