miércoles, 4 de julio de 2018

EL PERRO LORD




Siempre que sacaba su perro a pasear y hacer sus necesidades, tenía que atarle, sus ganas de correr y hacer otras cosas que para él están vedadas. Juan le gusta ver a su perro correr pero siempre resulta la misma situación dando gritos porque no obedece sus ordenes. Esa situación le lleva a una frustración ocupada durante dos veces al día. El can permanece solo muchas horas, sus largas patas exigen movimiento y la casa es pequeña solo tiene abierta la cocina para que pueda beber del recipiente metálico.
Adopto a su perro hacía tres años, le aportó compañía y daban grandes paseos, pero se convirtió en una obligación y la cosa cambio, le empezó a sentir como una molestia. El animal sentía los cambios en su amo y desarrollo una inquietud que solo satisfacía en correr, en un modo de escape.
La vida de Juan también había cambiado, sus preferencias eran diferentes a las de tres años, pero su carácter se transformo en más huraño, ya no disfrutaba del encuentro con otros dueños, donde se comentaban todo lo relacionado al mundo perruno. Le aburrían esas conversaciones, echaba cuentas de los años que le quedaban atado a la vida de ese ser, Lord como le llamaba. En una de las salidas de necesidad biológica, se escapo y corriendo paso una calle a la vez que un autobús. El resultado fue un golpe que no pudo resistir. Tras increparse con el conductor y al revés, por no llevarle atado.
La rabia y la pesadumbre salieron de un Juan preso de su destino. Los días siguieron de liberación y frustración de la perdida de ese ser al que había aportado muchas cosas tanto un nivel positivo como negativo. Trato de borrar las huellas de su existencia, tirando todo rastro a la basura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.