jueves, 2 de junio de 2016

UN NUEVO DÍA




La mañana se abre con un sol que baña de luz. Es como una ducha que trae hidratación y despega de las adherencias mentales, recogidas en los espacios oníricos.
Juan termina de levantar la persiana, estaba abierta a la mitad.
Estira su cuerpo como si de un gato se tratase y va al cuarto de baño.
Hoy entra en su trabajo una hora más tarde lo que le ha dado espacio para quedarse, un poco más, en su cama.
El agua despeja las legañas adheridas a sus pestañas y el posterior sonido de su maquina de afeitar le retornan al presente.
Elabora su desayuno, tranquilamente y comienza su digestión, con bocados cortos. Quiere disfrutar de este margen, circunstancial.
El metro se encuentra mas lleno de lo normal por la avería de otro tren.
Al salir no se dirige mecánicamente rápido hacía el trabajo. Lleva pasos cortos sin prisa, buscando con la vista espacios en los que no se detenía. Descubrir los edificios que acompañan en su camino normal. Mientras algún coche hace sonar el claxon para mostrar su disconformidad ante el lento movimiento del coche que le precede.
La mirada pronto deja el incidente para ver el árbol que muestra sus ramos de flores, ignorados, por todos los paseantes.
Huele el perfume, aplicado en exceso de la chica, joven profundamente maquillada.
Como una fina lluvia siente el agua desprendida del riego de las macetas del séptimo piso.
Es consciente de todos los matices existentes en el camino, realizado todos los días, y hoy es totalmente diferente. Intenta descubrir la causa, ¿solo ha sido, que ha tenido, una hora de entrada diferente a la de otros días?

O haber decidido sentir su día a día lleno de matices, que siempre han estado, pero que se han olvidado, por su inercia mental.

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