miércoles, 15 de junio de 2016

LAS OJERAS DE ANA





Ana se levanta temprano queriendo huir de la noche entumecida. Busca su auxilio en una ducha reparadora, donde el agua caliente se lleve, las adherencias de pensamientos añadidos a los continuos despertares, incluido los de ojos abiertos, con la intención de salir de las pesadillas.
Su cabeza está cargada, siente que la jaqueca se aproxima y condicionara el resto del día, con lo cual busca en el agua la salida que no le permite su cabeza.
Seca su melena mientras descubre sus ojeras, más pronunciadas que otros días. Se viste y cierra la puerta de casa.
Al salir descubre una mañana fresca, justo lo que necesita. Y los pasos rapidos de la gente que la rodea, incitan a que ella haga lo mismo. Pero hoy tiene un poco más de tiempo, se bajara en una parada anterior para poder sentir la temperatura en contraste con su cabeza.
Llega a su zona de trabajo y descubre a los compañeros departiendo bromas que la llegan a salpicar, pero ella dice que no estar para ello.
El telefono comienza a sonar mientras el equipo esta reiniciandose. La llamada es un recuerdo de las cosas que tiene que resolver hoy. Una mueca es la contestación a lo que acaba de oir.
Según cuelga sus pensamientos van a un: si supieras como estoy hoy para resolver todas estas tonterias.
Se dirige al baño yal descubrir su cara, siente que esto no puede seguir así. Su humor ha cambiado, no tiene tiempo para bromas, las personas que le rodean le parecen pateticos.
Las bolsas oculares parece que crecen como si estuviera guardando algo en ellas, y con el paso de los días aumentaran.

Quizás sea el momento de soltar, al sentir la analogia y comprobar que es lo que sucede. Ya sabe, hay que soltar cosas

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