Hoy es domingo,
antiguamente era un día de descanso, pero esto cambio con los nuevos
hábitos impuestos por una sociedad que crea nuevas formas de vida.
Lógicamente todos nos vemos envueltos en esa corriente, pero aun
hoy, es día de descanso para una gran mayoría, se observa en el
movimientos de coches en las calles, en los autobuses y en el metro.
Los cuerpos quieren
aprovechar todo el tiempo que se pueda en la posición horizontal,
hay que romper con la rutina de levantarse pronto, se quiere
recuperar lo que se piensa que se ha perdido. En el caso de Tomas
también sucede así. Ayer estuvo cenando hasta tarde en casa de unos
amigos y hoy quiere recuperar las horas de sueño, pero le surge la
duda que si esta mucho tiempo dormido pierde el día de hoy. Lo cual
le da mucha rabia porque tendrá que esperar otra semana para
recuperar su día de descanso. En estos debates a las tres de la
tarde decide levantarse, pero el sentimiento de perdida de tiempo
lucha contra el que afuera esta lloviendo y se merece seguir en su
cama.
No es fácil luchar
contra uno mismo, cuando los pensamientos son contrapuestos.
A las cuatro, una
llamada le invita a salir a dar una vuelta. Tomas, no sabe si ,
desayunar, comer o merendar. Nueva encrucijada.
Elige el camino más
sencillo, tomar algo que apenas necesite preparación y tomar una
ducha. Pero el reloj ya marca las cinco ha quedado a las cinco y
media. Nuevos autoreproches. Recoge un poco por encima y sale a la
calle. En sus prisas se da cuenta que olvido sus llaves dentro. El
paseo ya sabe cual sera su destino ir a la casa de Cristina por el
duplicado. Pero porque todo se tuerce, piensa cabizbajo.
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