Una
tapa metálica con letras grabadas y muy pesada es la señal que
tapona una alcantarilla, bajo ella un submundo de vida orgánica e
inorgánica. Solución de las ciudades para eliminar sus detritos y
servir de canalización para aguas de lluvia y de sobras en los
diferentes hogares. Una pequeña ciudad que esconde, lo que no se
quiere ver, donde insectos, ratas y otros animales ciegos se mueven
en su propia ciudad. Las avenidas de lluvia también son acogidas
para llevarlas a depuradoras y que esta devuelva el agua, recién
separada de sus acompañantes, al río cercano. Aumentando su caudal y
la temperatura del mismo, producida por la fermentación de los
diversos elementos diluidos.
Forma
parte del mobiliario de las calles y ciudades e incluso sirve de
sintonia cuando un coche pasa por la calle en que esta instalada. Su
sonido pesado, da la intensidad del tono a cualquier hora, con la
sola necesidad de que pase algún vehículo.
En
invierno le da un aspecto fantasmagórico por el humo que suelta
atraves de sus cuatro agujeros, necesarios para subirla de su lugar
de descanso, este se produce por el calor interior en contraste con
el frío exterior. También es refugio para los sin techo en lugares
de americana latina, donde brinda la suficiente protección que las
calles no pueden dar. Incluso el calor, letal, que alivia las bajas
temperaturas exteriores.
Pero
hoy ha saltado la alarma, por aparecer un humo amarillenta en un día
de verano. Pasa de ser un episodio anecdotico, a preocupante, los
vecinos llaman a los bomberos. Pero antes de que lleguen, la tapa es
lanzada al aire, como si de un proyectil se tratase hasta llevarlo a
una próxima terraza. El ruido y el espectáculo, ocurre. Cunde el
pánico. El humo cesa, ha sido, solamente, un eructo.
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