jueves, 27 de agosto de 2015

LA ALCANTARILLA



Una tapa metálica con letras grabadas y muy pesada es la señal que tapona una alcantarilla, bajo ella un submundo de vida orgánica e inorgánica. Solución de las ciudades para eliminar sus detritos y servir de canalización para aguas de lluvia y de sobras en los diferentes hogares. Una pequeña ciudad que esconde, lo que no se quiere ver, donde insectos, ratas y otros animales ciegos se mueven en su propia ciudad. Las avenidas de lluvia también son acogidas para llevarlas a depuradoras y que esta devuelva el agua, recién separada de sus acompañantes, al río cercano. Aumentando su caudal y la temperatura del mismo, producida por la fermentación de los diversos elementos diluidos.
Forma parte del mobiliario de las calles y ciudades e incluso sirve de sintonia cuando un coche pasa por la calle en que esta instalada. Su sonido pesado, da la intensidad del tono a cualquier hora, con la sola necesidad de que pase algún vehículo.
En invierno le da un aspecto fantasmagórico por el humo que suelta atraves de sus cuatro agujeros, necesarios para subirla de su lugar de descanso, este se produce por el calor interior en contraste con el frío exterior. También es refugio para los sin techo en lugares de americana latina, donde brinda la suficiente protección que las calles no pueden dar. Incluso el calor, letal, que alivia las bajas temperaturas exteriores.

Pero hoy ha saltado la alarma, por aparecer un humo amarillenta en un día de verano. Pasa de ser un episodio anecdotico, a preocupante, los vecinos llaman a los bomberos. Pero antes de que lleguen, la tapa es lanzada al aire, como si de un proyectil se tratase hasta llevarlo a una próxima terraza. El ruido y el espectáculo, ocurre. Cunde el pánico. El humo cesa, ha sido, solamente, un eructo. 

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