Clara
se encuentra a gusto con su paso que la encanta y que la ahoga. Pero
como es posible que dos cosas contradictorias te hagan sentirte bien
y mal a la vez.
Clara
trata de explicar su sentimiento mientras cierra los ojos, mostrando
las patas de gallo que van a juego con las arrugas de la frente.
Hace
una descripción de su pasado tormentoso y sus lados donde se ha
encontrado bien, por ello sopesa los sentimientos de uno y de otro
lado. Pero lo que subyace es un terrible miedo a cambiar, por ello se
aferra con uñas y dientes a lo que siente como una propiedad que la
aporta la base de su vida. El pasado puede ser una maleta muy grande
sin ruedas para transportar lo que implica un inmobilismo pero con la
seguridad que lo tiene todo. Todo esto en la volatilidad que tienen
los recuerdos.
A
Clara le informa Juan de este hecho. Si nosotros cogemos una semilla
y la vamos dando cariño y riego esta planta crece y se puede
convertir en un árbol, del que podemos sentir que nos puede quitar
nuestro espacio psíquico.
-
Es muy fácil hablar de los cambios y de lo fáciles que pueden ser,
pero yo no los siento así.
-
Todo en nuestra cabeza es fruto de nuestra creación, por lo tanto
somos dueños de hacer y deshacer. Responde Juan.
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En el fondo es miedo a dejar, ya se que tengo muchas cosas que me
encadenan, pero es parte de mi bagaje. Dice Clara.
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Cierra los ojos e imagínate que estas en una playa que paseas por
ella, junto a las olas que rompen en tus pies. ¿lo ves?
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Si el agua esta fresquita.
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Ahora abre los ojos, la playa no esta aquí.
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