miércoles, 18 de marzo de 2020

CAER EN DESGRACIA




Juan calló en desgracia, un agujero cerceno sus pasos para caer en sus profundidades. La tierra mojada mancho sus ropas, al intentar salir resbalaba y vuelta a empezar, cuando logro salir una capa acompaño el lodo a sus ropas.
Tenía que cambiar de ropa, ir a casa. Pero ¿como? No se puede ir en transporte público, su casa esta en dos kilómetros.
Quien le mandaría ir a aquel parque y pisar aquellas tablas que cedieron a su peso.
Juan sentó en el bordillo de la calle y comenzó a agobiarse, no sabía como salir de esa situación, la cara también había recibido parte de la cosmética terrea.
A su cabeza le llego el recuerdo del trabajo en la anterior empresa, cometió un error y queriendo solucionarlo iba empeorando la situación, casi la vivida hacia un rato, encontró similitudes al intentar salir del hoyo.
Encontró al lado, un paquete de pañuelos de papel, por lo menos le liberaría, de la parte de la cara y gafas. Fue una medida escasa, intentando quitar mas adherencias, logró un resultado peor. Busco nuevos papeles captadores de suciedad, pero los olvidos escaseaban.
La situación le comenzó a desbordar por no encontrar solución. La americana era un saco de escombro. Los viandantes miraban con descaro pero el sonrojo no llegaba a aflorar por los tonos acompañantes. No podía andar asi tanto tiempo, pero una cabeza embotada y pesada no estaba para la ligereza de ideas.
Solo le quedó asumir su realidad y llegar a casa. Su presencia seguía levantando miradas y hasta comentarios jocosos. Nadie se ofreció a ayudar. Por fin pidió permiso para entrar en el servicio. Un cliente le ofrecio su coche para llevarle a casa.
Se lo ensuciare.
No, cojo unos cartones del contenedor.
Al llegar, no tenía las llaves, las había perdido

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