miércoles, 30 de agosto de 2017

LA PROYECCIÓN








La historia es la siguiente. Pensamos que conocemos a alguien y sin embargo lo único que hacemos es proyectar un montón de ideas, de nuestro interior, en la figura de esa persona. Con lo cual esa persona será lo que nosotros hubiéramos construido sobre ella. Por eso, a veces, nos sorprende y por tanto rompe nuestros esquemas sobre nuestra representación. Surgen entonces sentimientos encontrados, en nuestro interior, y pasa a ser un desconocido, por ello es como si nos hubiera traicionado. Como consecuencia lo eliminamos de nuestra lista de amigos o conocidos.
Sin a penas, haber sabido un poco de ella, emitimos juicios, la vestimos e incluso sabemos su manera de actuar. También esto ocurre con personas que llevamos muchos años juntos como familia, pareja o amigos.
Emitimos sentencia, solamente como resultado de nuestras imágenes o sonidos o sentimientos.
A menudo, no reflexionamos sobre esa proyección y por ello surgen respuestas de las que nos podemos arrepentir en un futuro, pero es como si una inercia nos llevara a actuar de cualquier forma.
Si iniciamos un paseo y sabemos lo que nos vamos a encontrar lógicamente estamos actuando en pasado, por ello el presente lo dilapidamos y despreciamos lo único que tenemos. Si vamos a ese paseo con ganas de sentir con nuestros pies, las irregularidades del camino, si descubrimos los nuevos olores que nos vamos encontrando, si oímos los diferentes sonidos surgidos a cada momento. El paseo seguirá siendo eso mismo pero por supuesto lo será en presente. Sin haber llenado de estereotipos el mismo.
Lo aprendido es enriquecedor pero nunca determinante por todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
Algunos niños pueden ver una película montones de veces y sentir diferentes sensaciones con cada pase. Aunque, nosotros, desde fuera, pensamos que aburrido siempre lo mismo, son tontos.

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