jueves, 28 de junio de 2018

NUEVE MIL EUROS





A muchas personas se les presenta el dilema sobre como actuar cuando te encuentras.
Juan pasea por una calle céntrica y tropieza con una bolsa de plástico blanca, al chocar con ella se desprenden unos billetes de veinte euros. Se agacha y mira en el interior, dentro se hallan más billetes y una hoja de papel cuadriculado con el nombre de una persona y el numero de cuenta, de una sucursal bancaria.
Juan ha encontrado una bolsa de dinero no anónima. Pensó que a todo el mundo le viene bien un dinero extra que no contaba, pero la duda surgida fue sobre como el dinero obtenido de esa manera desaparece de la misma forma. Por otro lado fijarse en la persona que lo extravió y el apuro que le puede suponer, volver a juntar esa cantidad de dinero, desde luego no debe haberle sido fácil, juntar y menos en un medio tan rustico de transporte.
Los pensamientos se agolpaban en su cabeza.
Llegó a casa y lo primero que hizo fue contar la cantidad. Tras contar dos veces el total eran nueve mil euros.
No tenía sentido ir a la oficina de objetos perdidos, pues parecía haber un destinatario, por supuesto lo podía haber ignorado y quedar con la bolsa, por ello pensó ir al día siguiente a hacer el ingreso, puesto las oficinas bancarias habían cerrado.
El resto de la tarde fueron hacer planes sobre en que hacer con ese dinero plus. Juan pensó como solo iba a comprar cosas que no necesitaba.
Por la mañana se acerco a la sucursal bancaria, relleno el formulario de ingreso, dejando en blanco el nombre del depositario.
Al salir sintió mejor persona al haber ayudado, anónimo, a alguien, posible más necesitado que él. Salió sin recompensa, solo con su moral más tranquila.

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