Juan
salió de su casa por la mañana, su destino es un invernadero donde
produce frambuesas, muy demandadas en las grandes ciudades, donde
quieren cambiar los sabores tradicionales, por otros mas exóticos.
Una chica del pueblo se ha unido en su empresa y todas las mañanas
entregan su cosecha, salvo los sábados y domingos que guardan en una
nevera para la distribución los lunes.
Aprendieron
que el mimo y la calidad era su mejor tarjeta de presentación, por
ello se esfuerzan en conseguir, que su producción cuente con ello.
Se desechan las anómalas, los envases son de cartón reciclado con
una capa de film transparente para evitar el uso de más plásticos.
Una furgoneta llega sobre las doce de la mañana. Por tanto ya tiene
que haberse ido haciendo la cosecha y puesto en sus tarrinas
contenedoras.
Sus
pasos eran más tranquilos de lo normal, parecía barruntar algunos
pensamientos. Tendría una reunión para comprar toda su produción,
lo que requería aumentar el numero de invernaderos, mano de obra. Y
se preguntaba ¿para qué? El objetivo sería tener más dinero pero
se le desbordaría, ya no pondría todo su tesón en el trabajo,
dependería de más personas, los problemas aumentarían.
Con
paso sesgado llegó donde Juana y se lo explicó. Su cara se llena de
satisfacción, pero Juan explica los cambios en sus vidas. Tienen que
cambiar de vida para dirigir una empresa.
Tendrían
más dinero pero ¿para qué?
Juana
es más emprendedora, más joven y ha aprendido con facilidad, lo
veía como una oportunidad.
Juan
se da cuenta y le ofrece que vaya con él y presente su plan a la
empresa.
Aceptó
sin pensarlo. Ya había pensado con quien contar y el sistema sería
el mismo. Un tío suyo tiene unas tierras con poca producción,
llegaría a un acuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias por participar en este blog.