martes, 26 de enero de 2021

MANZANA

 


Junto al huerto estaba un gran manzano, sus ramas desparramadas, llenas de melancolía. Hace tiempo dejo de dar manzanas, el enemigo interior se había preocupado de dejarlo estéril.

Sus ramas empezaban a tener más huecos de podredumbre. Las flores no llenaban la primavera y el otoño no recogía sus frutos.

Está situado en un huerto, donde le acompañan otros árboles, donde solo los membrillos le acompañan en su frutería.

Ramón reflexiona sobre la utilidad de un árbol baldío. Quizás ha llegado el momento de quitarle. En esos pensamientos estaba, cuando le vino la imagen, suya recostado en su tronco, en días de calor. Como iba a eliminarle ahora en la senectud. Las raíces aparecían en los bancales cuando los cavaba, una pequeña molestia porque compiten con los vegetales.

Ramón esta en un dilema sobre las manzanas que no comerá o eliminar el tronco con sus escasas ramas. No las podo nunca, porque no era su proyecto, el árbol estaba allí cuando compro la tierra.

Retira las gotas de sudor, ese que riega cuando usa sus músculos en las tareas rutinarias. Como mal menor decide podar esas ramas áridas. Al aserrar descubre que el centro de las mismas tienen un agujero profundo, el cáncer se adueño y creo el estado actual.

Ramón siente un viento fresco cuando descubre los cortes. Dejó el huerto y fue hacía la frutería, donde compro una manzana de cada una de las variedades que se ofrecían.

Fue su homenaje al amigo perdido y una botella de sidra fue reconocimiento a su amigo enfermo. La única compañía del vaso turbio. Termino la celebración.

Mañana ira a retirar las ramas, pensó.

El recuerdo de alguien con quien no había cruzado ninguna palabra nunca, pero estaba allí desde el principio, modifico su primera intención del valor de lo material.

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