Hay
muchas personas que tienen un problema con “pasar el tiempo”,
como si el tiempo fuera una tragedia que hubiera que ver pasar en una
butaca.
Se
elige la desconexión de la realidad y se busca la manera entretenida
de ver como un espacio de tiempo pasa. Curioso que ocurre en dos
etapas muy diferentes en la vida uno es en la juventud y la otra en
la senilidad. Existe la necesidad de ocupar el tiempo y dar sentido a
nuestra vida. Contra más cosas ocupemos más valor tiene nuestra
existencia. Cuando se ve a personas meditando, se aplica el adjetivo
que están perdiendo el tiempo. La escala de valores de cada uno mide
de una manera diferente, pero la observación consciente llena más
que una observación pasiva como puede ser mirar la televisión. Me
resulto curioso, la primera vez que fui a una residencia de ancianos
y vi como una mañana soleada estaban todos los abuelos en butacas
individuales en dirección a una pantalla de televisión, que emitía
cualquier cosa. Las miradas estaban perdidas, muchos sesteaban hasta
la hora de la comida en que tomaban una comida uniforme y poco
atractiva. El objeto era pasar el día, para cenar temprano y con la
ayuda de una pastilla que durmieran, aun más. Así pasan los días
hasta la llegada de la dama negra.
En
los chicos también existen demandas a sus progenitores de “me
aburro”, tienen que llenar el tiempo de alguna manera. Los padres
muy ocupados en cualquier cosa pondrán, curiosamente la televisión
o les darán el teléfono móvil para que se entretengan, para que
pase el tiempo hasta la siguiente actividad programada.
Entonces
entenderemos la frase que es la vida, todo aquello que ocurre
mientras estamos. Sin embargo apostamos por la desconexión, para
angustiarnos por falta de tiempo.
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