Ayer
un amigo que propuso que nos fuéramos a Saturno. Yo sin tardar le
respondí que no, porque sería un viaje sin vuelta.
Estamos
en un periodo que toda la población está recluida en sus casas.
Él
me dijo según la situación actual, mejor ir allí.
Mi
reflexión fue que tengo muchos apegos en este planeta.
No
tardo en responder que quedaban pocas plazas y necesitaba una
respuesta rápida.
La
mensajería instantánea requiere la misma prontitud.
Cerré
la conversación y me puso a pensar porque había dicho los apegos.
Todo eso que nos ancla a este espacio a esta manera de vivir.
Por
supuesto que ya no hubo más dialogo, me entristeció que Jorge me
comunicara esta invitación y la entendí como una despedida, en su
cercanía a los ochenta es persona de riesgo en estas condiciones
actuales.
El
siguiente pensamiento es sobre que hubiera pasado si hubiera
emprendido ese viaje juntos. Si la fantasía se convirtiera en
realidad, esa misma que te encadena al estado actual.
Saturno
esta muy lejos eso dicen todas las noticias, las mismas que te
recuerdan el numero de afectados en el mundo, una y otra vez.
Sin
embargo una persona te recuerda una salida. Nuestra mente se ancla a
lo conocido, la imaginación queda excluida, como forma dañina no
contrastada por las autoridades científicas.
Sabes,
voy a llamar a Jorge para aceptar la oferta de viaje. Pero el
teléfono no responde, fui tan precavido que no pensé en sus
palabras, solo lo hice en mis filtros y seguro que se cumplió "pocas
plazas" y la respuesta debería ser pronta. Ignorando todo, perdí la
oportunidad de iniciar ese viaje. Miraba el móvil, pero no llego
comunicación, a nadie se le planteo esa posibilidad, a mi me llegó,
nunca sabre que hubiera pasado precisamente en futuro.
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