lunes, 27 de abril de 2020

VENENO EN LA PIEL



Juan tiene un apellido, psicópata. La ciencia se lo concedió hace tiempo.
Las ideas de Juan versan en torno de como seguir su instinto.
Entra en una tienda, olvidando los sistemas de seguridad y se acerca a la caja, extrae un largo cuchillo de su anorak, pronto esta en el cuello del cajero, con unos ojos fijos en el espacio pide la recaudación. No es mucho por los nuevos sistemas de pago, pero siempre hay alguien que prefiere el pago en metálico, un fajo de billetes entra en la bolsa del comercio.
Paso apresurado y salida corriendo. Según sale la alarma se pone en funcionamiento. Una boca de metro es su lugar de huida.
Las cámaras han grabado toda la escena y algunos clientes han sido testigos.
Juan llega a casa y mezcla los billetes en un potente insecticida y los tiende en una cuerda, los guantes quedan para la posterior recogida.
En Internet hay un tutorial para la fijación del principio activo al papel moneda.
Su rostro esta en las oficinas policiales. Se cotejan con otros ya fichados pero el rostro de Juan no aparece ¿nuevo en el sector?
Con sus guantes recoge el dinero y lo vuelve a meter en una bolsa, esta vez más gruesa.
Sale a la calle hace calor, aun hay horas de luz.
Extrae un billete y pone una pequeña piedra para que un posible viento no desbarate su plan a unos treinta metros se sienta en el bordillo de una acera para observar la escena. Pronto un joven mira el papel del suelo, mirada a uno y otro lado y descenso de recogida, guarda el billete en su bolsillo.
Juan repite la operación una y otra vez hasta culminar el fajo de dinero robado.
Su plan ha funcionado, el veneno hará su trabajo.

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