jueves, 9 de marzo de 2023

SONANDO EN LA PUERTA DE ALGUIEN

 

Aún sigue pensando en la conversación que tuvo esta mañana con una amiga sobre la muerte. Ese fantasma que no gusta tocar, por si estuviera maldito y pudiera inocular cualquier sentimiento contrario a la vida. Juan empezó diciendo porque vivimos morimos, pero es tan fácil opinar desde fuera, no cuando está sonando una llamada en la puerta de alguien.

En un árbol cercano cantan unos pájaros que te abstraen de cualquier pensamiento. Son capaces de desplazarte al mundo de la vida a esa que ocurre mientras estamos sentados en un sofá y notas como su paso es una perdida, teniendo un sentimiento de culpa que puede llegar a angustiarte y sentir desaprovechado tantos momentos que, por supuesto, no volverán a pasar. Esa vida que se esparrama como el agua en la palma de la mano, a pesar de intentar retener lo máximo posible, por mucho que ahuequemos la palma solo retendrá una cantidad mínima en un espacio de tiempo corto.

Los cuarenta años parece ser una cifra en la que la vida te dota de experiencia suficiente para recapacitar cosas de una forma avalada por la llamada experiencia que, al fin y al cabo, es solo personal no universal, cada uno recibimos de una manera u otra, la misma. Juan se encuentra en la mitad de la década. Adapta lo dicho por el resto como si volviera a ser para todo el mundo.

Vuelve a llamar a su amiga para puntualizar reflexiones que la dijo esta mañana, pero sin haber madurado, pero la llamada no tiene respuesta. Un poco frustrado, inicia su paseo por el parque en busca de respuestas, pero allí solo encuentra vida, excepto en algún árbol talado con síntomas de pudrición en su interior. Juan comienza a ver analogías en su debate interior que le ha traído.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por participar en este blog.