sábado, 2 de diciembre de 2023

LA MIRADA BAJA

 Cuando vamos cumpliendo años, nuestra mirada va bajando. Ya no es necesario estar altiva. Ya no hay presentarse ante las personas que pasan. Un sentimiento de inseguridad se acopla a nuestro pensamiento, necesitando saber como esta el suelo que pisamos o esta a punto de serlo, para no caer al suelo tras trastabillar. La caída esta relacionada con el sentimiento de muerte, demuestra nuestro destino pero olvidamos en años tempranos, donde no reflexionamos sobre el tiempo, después todo se vuelve con la velocidad que lleva el giro de la tierra a germinar en nuestros cerebros para condicionar nuestras acciones. Cuando aparecen las canas en nuestros cabellos es el recordatorio del espejo, sobre ese medidor.

Nos olvidamos que, cuando andamos, el frente es importante y elevar la vista hacía arriba, también lo es, no solo para sentir la luz solar o su ausencia, formas de sentir, vivir.

Nuestra mirada baja puede ser un símbolo de introspección, de pasar de vista del futuro, que en el caminar está ahí, para avanzar en función de punto muerto, dejando de ser motores para pasar a inercia, donde la vida te lleve.

Quizás, cuando salgamos de casa, ese sitio protector y seguro, alcemos la mirada con el sentido de sentir la vida, sin necesidad de rumiar pensamientos, que tantas veces aparecen en nuestra cabeza y nos hace olvidar la película que estamos rodando, nuestras reflexiones se convierten en actores y la vida es la representación.

Por curiosidad los días de lluvia tendemos a guiñar los ojos para evitar que las gotas de agua profanen nuestros ojos, es cuando la mirada baja, por instinto, para evitar pisar charcos que dejen humedad en ropa y zapatos. Los chaparrones siempre tienen un significado de turbulencia, pero también son de limpieza y cambio, como nuestras lagrimas vertidas, algunas veces.


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