miércoles, 31 de enero de 2018

POLLO ASADO




Juan y Alberto son dos buenos amigos, se reúnen cada miércoles para hablar sobre cualquier tema. Hoy lo han hecho para hablar de los animales. De sus derechos como seres vivos. Están de acuerdo en apoyarlos y, en futuro, participar en sociedades que claman por sus derechos.
La repercusión social, en estos días, clama por el maltrato de unos perros en diferentes puntos del país, las noticias han buscado filón noticiable y parece no ocurrir más cosas, ni en el mundo ni en su ciudad. Toca hablar de este tema. Parece que la soledad del hombre se encuentra que existen más seres vivos en el planeta. Dice Juan.
Alberto afirma con la cabeza, mientras habla del olvido que se han tenido sobre esos compañeros.
La lista se abre para incluir gatos, pájaros, peces y algún caballo. Alberto siente que olvida a las cobayas, conejos y hasta serpientes y reptiles.
Su conversación es al unisono y añaden otros animales exóticos. Dan una gran importancia a la compañía que hacen en las diferentes casas a muchas personas, el cariño que se muestra por ellas.
Siguen mostrando la cantidad de valores y la defensa a ultranza que hay que hacer de ellos. Frente al maltrato y los castigos infligidos sobre ellos.
Hoy comerán juntos y dirigen sus pasos hacía el restaurante que culmina sus encuentros. No se encuentra muy lejos. La comida casera es su especialidad y la que hace que se llene de comensales fijos.
Tras coger su mesa favorita junto a una ventana que da al parque. Oyen los gritos estridentes de las cotorras argentinas. Se nos olvidaron incluir a los loros y las propias cotorras en nuestra lista de mascotas. Dice Juan.
El camarero les dice el menú y de primero optán por las lentejas, de segundo, tomaran pollo asado.

martes, 30 de enero de 2018

EL DECESO






Juan cuando sale de casa sabe donde va. No le gusta improvisar. Mientras hay personas que salen a dar un paseo, sin rumbo fijo. Ël planifica donde va y el tiempo que ocupara esa acción, por supuesto que falla la mayoría de las veces porque los avatares diarios así lo gestionan.
Pero Juan se aferra a su manera de ser, piensa que sino lo hace de esta manera, deja de ser él mismo.
Esta tarde, cuando va ha hacer la compra, le suena el teléfono y le informa de un deceso de un compañero. La noticia de una una muerte de alguien cercano descoloca a cualquiera pero lo vive de una manera más intensa, acaban de descolocar sus planes. Termina las compras y va hacía el tanatorio. Según va camino ve a un grupo de chicos que cantan a voz en grito en torno a un banco de un parque. Le parece una desfachatez el hecho de cantar mientras otras personas están muriendo. Sus pensamientos se vuelven irracionales.
Entra en el edificio y busca la sala donde estará la familia de su compañero. Primera planta sala once, es la respuesta del informador.
La sala esta vaciá, vuelve a consultar y le indica que llegara en una media hora. Tomá asiento y dirige la vista hacía ninguna parte.
Consulta el reloj y pasa una hora. Nadie aparece allí. Nueva vuelta al mostrador de información. Otra persona atiende ahora, da el nombre y busca en el ordenador y contesta: sala once, segundo piso. Una queja por la mala información recibida y toma el ascensor. Al salir por la derecha encuentra a compañeros que se van informando de lo que saben.
Da el pésame a su mujer y a los dos hijos, sale del edificio. Se topa con su jefe aplazando la salida.

lunes, 29 de enero de 2018

INCONSCIENTE






Como una prenda de vestir, el miedo es el acompañante de Juan. Un pesado abrigo que le acompaña a todos los lados, incluido el verano.
Mirada a un lado de la calle, a otro y encuentra a su compañero. Ha aprendido a vivir con él. Lo acepta, pero no deja de sentir un agobio y a la vez angustia, con su ataque de pánico, en varias ocasiones, ocurrido.
Juan se ve minusvalido, lo cual coarta muchas de sus acciones, ni siquiera intenta llevar a cabo, algo nuevo.
El cuerpo de Juan ha ido reflejando todos estos sentimientos, se va encorvando y sus ojos reducen su espacio, con el efecto de centrar el foco visual.
No cambia de empleo por el miedo a perder y por conocer que le depara el nuevo sitio.
Camino de su trabajo cruza el semáforo, aún a pesar de estar la luz verde, asegura el total detenimiento de los vehículos. Es entonces cuando atraviesa la calle. Pasa delante de una floristería pero su mirada no puede detenerse ante las plantas y flores expuestas. Un chico en bicicleta transita por la acera, saltan las alarmas. Juan recibe cualquier estimulo como una posible agresión, desde que sale de la cama, la vida le ofrece un panorama lleno de riesgos. Un camionero detiene su pequeño camión de reparto y abre la caja para sacar una carretilla donde transportar una lavadora. La mente de Juan localiza un posible atropello, y este no se produce por centímetros. De nuevo su mente acierta. Palpitaciones y un calor corporal producidos por la tensión interior.
Un agudo pinchazo en la zona cardíaca. Va perdiendo su posición vertical y cae en la acera. Su abrigo no ha amortiguado el impacto y un hilo de sangre sale de su ceja. La respiración no es suficiente. Inconsciente.

viernes, 26 de enero de 2018

EL SUBVIVIENTE




Juan ha elegido una alcantarilla donde fijar su residencia. El invierno es frio y no ha conseguido encontrar otro sitio, le da privacidad y un cierto calor que no tiene en la superficie. Tiene la suerte de ser independiente. Una palanca para abrir la tapa que esconde entre unos matojos y unos hierros en forma de “U” son los escalones que preceden a un espacio de dos metros cuadrados, realizados para otro enganche que no se produjo. El agua pasa tres metros más abajo. Esta localizado en una urbanización que no se llego a construir por ello goza de esa cierta intimidad de pasar desapercibido. Un saco de dormir y ropa apilada, sirve de almohada. Unas velas le dotan de luz, en los momentos que esta en el interior. El silencio quebrado por avenidas de agua sucia,alternantes, dependiendo de las lluvias caídas.
Juan cerro su órgano olfativo. No tiene miedo por encontrarse bajo tierra. Se ha adaptado muy bien y solo vuelve a última hora del día.
Por la mañana unos pequeños rayos de luz entran entre los orificios de la tapa.
Juan se levanta y va a una fuente cercana y se lava, de cualquier bolsa saca el desayuno y come en un banco cercano. Sale en busca de su sustento diario pidiendo a transeúntes o gente que poseen alguna tienda.
Hoy se detiene frente al espejo que tiene una tienda, observa sus ropas, tantas veces usadas. Pero al fijarse en su cabeza, ve su cabello lacio, su boca mellada pero se fija en sus ojos, les ve mas pequeños y la mirada le recuerda, es horrible, como puede ser. Se frota y una vez los ojos pero descubriendo ver los de un roedor, en efecto está visualizando: a una rata, como las pasajeras por debajo todos los días.

jueves, 25 de enero de 2018

EL ATRACO






Juan sabe como salir de las situaciones complejas, es un don que ha adquirido desde cuando estaba en las primeras clases de colegio.
Lo normal es quedarse bloqueado o sonrojado ante una situación compleja pero el ha desarrollado la capacidad para salir airoso de estas situaciones, lo cual presenta oportunidades para aprender de sus amigos. Y le eligen para asistir a situaciones embarazosas.
Juan sabe ante una situación difícil reaccionar favorablemente y lo que puede ser un muro se convierta en una hoja de papel, incluso vale para tomar notas.
Hoy sale de casa hacía el estanco para comprar un sello de correos, acto que se manifiesta raro en estos tiempos, pero tiene que enviar unos documentos físicos y así tiene que hacerlo. Tres personas están para ser atendidos, el producto es el mismo, cajetillas de tabaco.
La puerta se abre y entra un individuo con pasamontañas, realmente ha visto muchas peliculas pues el fotograma es el mismo, exige el el dinero al dependiente y de paso a los que esperan ser atendidos. Una pistola es el argumento.
Juan dice: porque se salta la cola, estamos esperando a ser atendidos y llega usted y quiere ser primero.
El asaltante le encañona y responde: vaya un gracioso, pues este es mi argumento.
Podría cuidarla más, la pintura está saltada en varios sitios. Dice Juan.
Dame tu dinero y el móvil.
Difícil hacerte caso cuando te estas saltando las normas.
Échate al suelo, es la respuesta.
Tengo una rodilla mal, no puedo. El dialogo se va prolongando, mientras los clientes observan desde un lado. El dependiente pulso el botón de alarma.
Trato de imponer su fuerza muscular pero no pudo. En un momento del forcejeo, la pistola cae al suelo y Juan la recoge. -Se le ha caído estó. Aterrorizado sale corriendo.

miércoles, 24 de enero de 2018

LA ESCALERA DE CARACOL






La escalera de caracol es un distribuidor para plantas alternas. Representa un elemento raro en nuestros días. Donde las escaleras son sustituidas por modernos ascensores. Nexo que une ambos edificios con un vestíbulo común. Apartamentos es el componente de las viviendas, impersonales. Cuatro son los pisos. Pero la presión de los vecinos llega a instalar dos elevadores que no contaba. La escalera queda como un elemento decorativo no usado, solo contemplada por la búsqueda de las puertas de los nuevos elementos. En la parte superior una claraboya cónica dota de luz natural el espacio interior.
Juan es uno de los ocupantes. Vive en la primera planta y no renuncia a hacer el giro de ascensión o descenso.
La mayoría de los vecinos son una pareja o una persona, que es lo más común, pues el tamaño del habitáculo es reducido, a pesar de tener una pequeña terraza. Espacio acristalado para dotar de mas centímetros al espacio interior.
Juan se siente privilegiado de seguir usando la escalera y en algunos días, cuando el tiempo mejora, sube a la terraza, con una silla plegable, contempla el paisaje y disfruta de un libro.
Los otros ocupantes son anónimos, a penás se cruzan un saludo o un simple movimiento de cabeza oculta unas palabras.
La mayoría han alquilado, durante un tiempo, no suele ser muy largo, esto hace que todavía se vuelva todo más anónimo.
La terraza es ignorada por muchos. Juan ha subido macetas y se ocupa de su mantenimiento para dar otro aspecto al lugar. Pero con criticas por ocupar un espacio común. Sabe de ello. Por ello no introduce nuevas, pero sigue regando las ya instaladas como si tuvieran un derecho ya consolidado.
Subir es una disculpa, para disfrutar la escalera y su significado personal, disfruta como nadie el elemento creado.

martes, 23 de enero de 2018

EL OLVIDO




Juan olvida la cita que tiene hoy. Fue la semana pasada cuando se produjo y los dos primeros días estaba muy ilusionado, por ella, pero la rutina de cada día la coloco en el cajón del aparador.
A las siete y diez le suena el teléfono y descubre la voz de Alberto, en seguida se desencadena el recuerdo de la misma. Está al otro lado de la ciudad e imposible ir a ver a su amigo. Trata, de una manera torpe de disculparse, por no querer reconocer el olvido, y más parecer de no ser importante, para él, del encuentro con su amigo. El lamento de la ocasión perdida, pues Alberto es muy rígido de conducta y pensamientos. Poder lograr otra cita va a ser muy complicado, viaja con frecuencia impartiendo clases. De la ilusión, cuando contacto con él, pasa a un reproche por el reproche de haber olvidado la cita. Comienza a elaborar una montaña de ideas, destructivas. Busca cuantas veces ha ocurrido una sensación coincidente y logra reunir tres motivo de preocupación, pues eran deseadas.
Llega a pensar que se debe medicar y entrar en el ciclo de las pastillas que acompañan tu vida, una dependencia que nunca le ha gustado e incluso criticado.
Pide cita telefónica a su médico como su solución. No se puede volver a perdonar un nuevo olvido. Piensa que el deterioro cognitivo le ha llegado con cincuenta años, cumplidos la semana pasada y no quiere permitirse la llegada de la senectud. Piensa que hay que luchar contra ella de cualquier manera, incluso haciendo dependiente de píldoras de diferentes colores.
Juan no consigue dormir pues sabe haber dado un paso a tras en su vida. Ha conseguido reunir una gran cantidad de argumentos negativos con resultado de un cambio su carácter de manera global.

lunes, 22 de enero de 2018

BUENOS DÍAS




Juan va saludando a toda persona que se encuentra por la calle. Normalmente no recibe respuesta, salvo un ligero levantamiento de cabeza, pero sin salir palabras o solo llegar a su cuello.
No importa Juan tiene el pensamiento de hacer lo que cree normal.
Algunos que coinciden con su salida de casa, le llaman “el pesado de los buenos días”. Pero sin embargo, logra hacer un cambio con todas las personas encontradas, las saca de su situación de punto muerto y las hace pensar, da lo mismo si es para bien o mal, hay un cambio.
Juan es consciente de ello y por tanto así sigue su acción. Crea un cambio a su alrededor, de diferentes salidas, no siempre obtiene una respuesta clara, pero esa ambigüedad es valida para el entorno, por tanto para él mismo.
La formula se repite a lo largo del día, solo variando el día, por la tarde o noche.
Esa ruptura de la monotonía general, es rota por su comportamiento pues además introduce una sonrisa. La catarsis se produce siempre. Pues no llega a dejar indiferente a las personas saludadas. Recogiendo nuevas sonrisas o sonidos guturales de pose.
Juan decidió esta forma de ser desde cuando se convenció que el futuro del mundo está en las manos de cada persona que compone el mismo. A partir de ese momento lleva haciendo ese compromiso consigo mismo. Por supuesto que elude las respuestas de las otras personas, unos lo harán de una manera y otros de otra, pero sabe que lo más importante es lo que cree y, ademas, no hace daño a nadie. Solo enciende una pequeña bombilla donde cada vez, el panorama es más oscuro.
Juan sigue poniendo semillas, sabe que solo un ocho por ciento, germinaran. Pero lo importante es hacerlo uno mismo solamente.

viernes, 19 de enero de 2018

LA NIEBLA



Comprueba que en la mochila lleva lo necesario para usar este día.
No quiere que nada falte, pero tampoco llevar más peso del necesario. Juan, sabe lo que es llevar un armario a la espalda y eso le hace reflexionar.
Ha elegido las cosas necesarias, las de por si acaso, las olvida.
Toma el autobús, donde parece, otros han tenido la misma elección, pequeños grupos se reúnen para dejar los bultos en la bodega del transporte. Subida por el asiento asignado por el billete y a dar una cabezada, para compensar la madrugada de cada día en la semana.
Los continuos frenazos, por semáforos o maniobras de otros vehículos, impiden que se lleve a cabo. La mayoría observa a través de la gran pantalla, mientras surgen comentarios que se aúnan, en un sentir general.
Tras una hora llegan al destino. Todos quieren salir pronto, como si trajeran la prisa de cada día.
El maletero se abre, accionado desde el interior. No terminan de sacar sus pertenencias una nube blanca, muy espesa. Rodea las calles del municipio.. Ahora la búsqueda va hacía encontrar un bar, donde desayunar.
Nuevamente todos quieren ser primeros, aunque tardaran en que la niebla se disipe. De nada vale todo aceleración pues el tiempo no tiene cronometro.
Subir con la misma significa perdida segura, así comenta el camarero, existen muchos senderos. Pero el sentir general es salir, no han venido hasta aquí par estar en un bar.
Juan toma su mochila y va hacía la parte inferior del pueblo y toma un camino hacía otro pueblo de la falda de la montaña. Según desciende la niebla se va disipando. Juan no necesita ascender, por ser el destino más preciado. Un bosquecillo de hayas, conduce hacía un paraje muy hermoso. Vuelve la cabeza y ve la niebla pegada.

jueves, 18 de enero de 2018

EL HORMIGA




A Juan siempre le han llamado “el hormiga”. Es un mote que le ha perseguido toda su vida. Comenzó con su fijación por la contemplación de las hormigas, él era un chico bajito. Tal interés le llevaba a buscar en las enciclopedias, de la biblioteca y también algún libro sobre la vida de estos insectos. Hasta destrozaba los hormigueros para ver los distintos habitáculos para contemplar los diferentes habitáculos y poder diferenciar los diversos géneros que allí habitaban.
Todo su tiempo libre iba al mundo de los himenópteros. A penas jugaba con los compañeros de colegio o del barrio. Les llevaba alimento en torno a la boca del hormiguero y diferentes pajizas, con las establecían las camas de las estancias.
Sus padres observaban la inquietud de su hijo pero no le molestaban por el gran interés que demostraba. Realizaba dibujos y se entusiasmaba cuando descubría otra especie a las conocidas por él.
A la pregunta de que quería ser de mayor la respuesta era clara Entomologo. Su pasión se fue yendo a la comprensión de otros insectos. Como las abejas, gracias a un vecino que tiene colmenas y sabía del interés del chaval. Le llevo a ver sus colmenas y explicarle, los diferentes secretos que significaba tener un ganado para su aprovechamiento.
Juan es como una esponja, se iba quedando con todas las cosas que se contaban de ellas y buscaba el paralelismo entre ambos géneros.
Convenció a su familia para comprarle una colmena y los utensilios necesarios.
Cada sábado, iba con su vecino Antonio y se sentía el chico más feliz. Su destreza y cariño en todos sus actos era tal que parecía ejercitar un ritual.
Claro estó le apartaba de los chicos de su edad y era motivo de mofá, pero el seguía en su mundo, insectívoro solamente.

miércoles, 17 de enero de 2018

ESCONDER LA CULPA




Juan comenta a su amigo Alberto, el hecho de esconder lo que no queremos ver, con la esperanza de que nadie sea testigo del acto. Sin darnos cuenta que ese mismo está, en cualquier sitio, más o menos tapado pero, nosotros sabemos, que allí está. Es como si quisiéramos quitar un peso, por supuesto, pesado, para desprenderse de él.
Alberto contesta: si, me viene a la cabeza las películas, donde ocurre un asesinato y tiene que hacer desaparecer el cadáver.
  • En efecto, hay que hacer desaparecer la culpa. Responde Juan.
  • Pero ese sentimiento va en la cabeza de cada uno. Da igual que aparentemos normalidad hacía los demás, dentro de nosotros está presente.
  • Aun creyendo que con nuestra muerte se arreglara todo. Por ello la necesidad de ocultar a los demás, durante el mayor tiempo posible, el mismo.
  • Pienso que no existe una mayor traición que la  efectuáda contra uno mismo.
Juan enrolla su bufanda y la mete en el bolsillo de su abrigo. El sol había dado una tregua al mar de nubes.
  • Me estoy dando cuenta cuando meto la bufanda en el bolsillo y lo comparo con lo que hablamos. Mi bolsillo no tiene la capacidad de albergar toda la bufanda, una parte sobresale, pero aunque no fuera así, su volumen es tan grande para captar la atención de las personas con que nos cruzamos. Sin darse cuenta son conscientes de la anormalidad del abrigo y presuponemos la intuición generada en la visión de los demás. Tal vez, nosotros proyectemos, algo que esconder y por ello, cualquiera vera la anormalidad de nuestra conducta.
  • Si es un buen ejemplo, por mucho que tratemos de ocultar, más decimos nuestra anormalidad.
  • Correcto lo proyectamos y cualquiera, puede darse cuenta, de la cosa a esconder

martes, 16 de enero de 2018

LA CORTINA TUPIDA







Curiosamente, disponemos de cinco sentidos pero uno, tiene supremacía sobre el resto, me refiero a la vista.
Juan, sin embargo, da prioridad al oído. Ha tenido problemas visuales y no es ciego pero, su audición ha sido su fuente de referencia.
Todo ocurrió hace quince años donde unos problemas familiares, desencadenaron un problema visual. Por lo menos fue en esa época. La medicina lo achaco a un virus que ataco los nervios ópticos. A partir de entonces Juan fue perdiendo capacidad visual y una tomá de medicamentos comenzó a llenar su cuerpo.
Lo primero que hizo Juan, fue comprar un bastón blanco, tenía pánico a caerse, sus pasos fueron más cortos y dubitativos. Coincidió con sus diecisiete años, lo cual trunco su juventud.
Tuvo que aprender braile para poder leer, hasta que los libros se tradujeron a audilibros. Se hizo más dependiente de su familia y las salidas se redujeron.
Algunos amigos se esforzaban en sacarle de casa e ir a tomar algo con ellos, pero fue siendo una carga por su carácter arisco y poco agradecido.
Por obligación sale a pasear a la calle, siempre acompañado y cuando vuelve se refugia en la música o se abstrae.
Un día apareció una amiga que conoció hace veinte años y fue a saludarle, tras enterarse de su estado. Le invito a salir de casa y dar un paseo. Hablaron de recuerdos pero siempre la cortina negra aparecía en sus palabras. Ana se lo marco como ese estado que trasmitía y la negativa para seguir anidado en ese sentimiento le llevaba al estado actual.
Ana se compromete a ayudarle para lograr ese objetivo. Algo cambia en Juan que le lleva una sonrisa a la boca y comienza a entrar un poco de más luz a sus apagados ojos. Un suspiro anuncia cambios.

lunes, 15 de enero de 2018

EL VELERO



Es por la mañana, la foto se fija en un puerto costero. Un pequeño velero es arrastrado a las rocas de la orilla. El oleaje es violento, unos amigos y yo, vemos como el único ocupante lucha por sacarle de ese atolladero al pequeño barco. El sonido del choque entre el casco y las piedras es ensordecedor y una nueva herida. Como espectadores viendo una película, allí estamos viendo un desenlace que todos sabemos. Pero la resistencia de aquel hombre por salvar a su instrumento de navegación es importante.
Cada nuevo empuje de las olas es una nueva erosión al casco, cada vez más magullado. El tripulante con su impermeable amarillo no se rinde y no quiere abandonar la nave. Los momentos de angustia siguen pero a pesar de la inestabilidad, podría alcanzar las escolleras con cierta facilidad. Un nuevo envite y el consiguiente sonido. Le hace seguir en su lucha particular.
La pintura del armazón va desapareciendo para dejar paso al color metálico del material construido.
Tenemos que volver con el recuerdo y la imagen de ese luchador y la impotencia de no poder hacer nada para ayudar a aquel hombre en su lucha personal de aferrarse a la materia, representada por su velero, sin vela desplegada. Hasta esperar que una vía de agua se produzca y la evacuación sea si o si.
El frio aire, azota la cara y salimos frustrados de no haber querido recibir nuestra ayuda. A veces la tozudez personal o el excesivo apego a nuestras pertenencias, nos llevan a situaciones irracionales.
No volveremos para ver el desenlace. Solo la fotografía del suceso y el sonido del casco al romper con las rocas quedara en nuestra memoria. El impermeable amarillo abierto para no dificultar las maniobras de los brazos, quedara en mi retina.

viernes, 12 de enero de 2018

EL PASEO MATINAL




Alternando el paseo por la arena de la playa con las baldosas del paseo marítimo, los dos abuelos van andando por la mañana, temprano.
Algún corredor matinal y las furgonetas de aprovisionamiento a las diferentes tiendas, completan el paisaje.
Las palmeras dan el toque de playa, apetecible y una gaviota elige, la copa de una una de ellas, como atalaya, mientras emite un agudo sonido.
En una conversación, entrecortada, por el ejercicio emitido al andar, van parando cada vez más, como queriendo dar énfasis a su conversación, aunque, en realidad es para recuperar oxigeno, ese que en la última cuesta es el más necesario, he indica el momento de volver. Como en las comidas se habla de comida en los paseos se habla de ejercicio, por supuesto en pasado y de los logros hechos hace años. La memoria se fija en pasado sin aceptar el presente y menos el futuro, del que no aparece registro.
Juan sabe que pronto se valdrá de un bastón, para darle la confianza que va perdiendo en si mismo y le va convirtiendo en un hombre dubitativo. Ana va por delante pues acepto hace mucho tiempo el paso de los años, hoy no le resulta nueva la situación actual.
La desmemoriá siempre surge pero la ayuda del compañero sale al rescate, pero como un hecho natural no impositivo de la nueva realidad. Cuando van subiendo la cuesta se cogen de la mano, en esa necesidad de apoyo y de marcar el ritmo. Las paradas se intensifican y se plantean si tienen que eliminar esta subida. Pero Ana responde que sería una especie de traición hacía ellos mismos. La vista es tan hermosa donde se ve el litoral franqueado por casas bajas, frente a los grandes edificios y el campo lleno de frutales. Merece la pena.

jueves, 11 de enero de 2018

LA MAÑANA




A la vez que las primeras luces iluminan los edificios. Ya están los movimientos de las personas que han madrugado, para cumplir sus obligaciones. Las farolas ya han perdido su sentido y hace unos minutos decidieron apagar su luz naranja que ha suplantado la ahora llegada.
Las primeras tiendas comienzan su apertura, mientras las cafeterías ofrecen el brebaje tan deseado en muchas personas, acompañarlo con algún producto de bollería o de una tostada, donde el sonido de las cucharillas y el vapor de la maquina de café. Dan forma al refugio de los clientes, recién levantados de sus camas.
El movimiento de coches se hace más patente, para jugar con el tiempo. Los primeros niños acompañan a sus padres a su nuevo destino. Mientras otros aprovechan a sacar a su perro para hacer sus necesidades.
Todo parece en orden y bien programado. Alguna nube cure los rayos de sol y hace estremecerse a los más frioleros. Los kioskos de periódico ofrecen su oferta de lectura o distracción para vivir en un mundo “informado”. Han dejado de tener su relevancia, que tenían en el pasado pero aguantan, en busca de sus clientes nostálgicos.
Mientras jóvenes portan bolsas que llevan su comida, para en el descanso de su trabajo, poder cubrir su alimentación.
Las conversaciones son más bajas y también, más esporádicas. Como si el cerebro tuviera que adaptarse a la nueva situación, después del letargo de descanso.
Las puertas de los colegios reciben a los chicos que tienen más ganas de contarse cosas y hasta correr hacía las puertas de entrada. Reencuentro novedoso, contrario a los movimientos de sus progenitores, que les dejaran y volverán a sus trabajos.
Las primeras obras en la calle comienzan su movimiento en busca de la averiá del suministro de agua que ha provocado una inundación.

miércoles, 10 de enero de 2018

LA ESCALERA INESTABLE




Juan y Manuel, en sus encuentros semanales, fijaron para el día de hoy, comentar sobre los impulsos que nos obligan a consumir.
Como cada semana se preparan el tema y buscan, argumentos para debatir.
Fue Juan quien inicia: Me dado cuenta que sobre todo en las ciudades tenemos un gran impulso a consumir, más que en poblaciones más pequeñas.
Manuel, aporta, como si existiera una presión psicológica para actuar de esa manera.
  • Si te das cuenta, aporta Juan, la publicidad es el gran medio para transportar todas estas “necesidades”. Cuando creas un producto tienes la necesidad de venderlo y para ello te tienes que diferenciar del resto de personas para crear la atracción hacía el mismo.
  • Es curioso que queramos ser diferentes, cuando mejor nos encontramos es siendo masa.
  • Precisamente ahí esta la clave, el conservar la diferencia creadora de una personalidad atractiva. Como no siempre se puede construir con caracteres personales, la creamos con objetos. Es ahí donde aparece la necesidad de consumo. El ser privilegiados de tener unos artículos exclusivos, diferenciadores.
  • Es decir que lo que no se puede conseguir con la personalidad propia, se logra con artículos o comidas o viajes. Cada uno opta por un sistema, al final es consumo.
  • Es cierto que a nadie le apetece ser borrego u oveja, pero dentro de la manada se crea la necesidad de seguridad, antónima de miedos.
  • Quizás la posesión de objetos o cosas como decías nos lleven a diferenciarnos de los otros.
  • Al ser seres grupales, necesitamos de los demás. Pero a la vez son competidores, es la paradoja.
  • El arte de hacernos exclusivos es la escalera que te permite estar más arriba, por tanto de ver las cosas con una mejor perspectiva.
  • La escalera es inestable, siempre.

martes, 9 de enero de 2018

UN MAL DESCANSO




Juan sale de su casa, como cada mañana, para ir a la parada del autobús, ya tiene la hora, aproximada, de la llegada del mismo. Le ahorra el kilómetro y medio de paseo. Es temprano y hace frio. El vapor de agua sale de su boca como una pequeña nube que trata de unirse al blanco del roció. Hoy parece hacerse unido más jóvenes estudiantes que siempre hablan alto, con esa necesidad de hacer saber, que se encuentran allí y son importantes. Intentan discutir por todo en un afán de posicionarse. Esto alivia el letargo de los pasajeros habituales. Produciendo giros de cuello hacia los actores. La obra termina cinco paradas después. Con su ruidosa salida se vuelve a la realidad, relativa.
Toma su bolsa de comida y baja en la siguiente parada. Tiene asegurado su trabajo pues aprobó las oposiciones de funcionario.
Tiene una media hora para comer allí y luego un par de horas más e intentar hacer sus labores de casa o sociales. Algún tiempo para hacer algo de deporte.
La noche no ha sido buena, se ha despertado varias veces para tardar en encontrar el sueño y cuando creía haberle encontrado el despertador indico un cambio de posición.
Al entrar en la oficina, se restriega las manos en busca del calor abandonado en las sabanas.
Esta en un puesto de atención al público, que no le gusta nada. Hoy no está para aguantar muchas tonterías. Por ello saca su programa automático de respuestas secas e intentar que pase el día. Sus compañeros saben de las rarezas de cada uno y simplemente dejan a cada uno con sus formas. Pero hoy, Juan decide chillar, por no entender las instrucciones que esta dando a una mujer. Y si uno grita, él otro más. Todas las miradas fijas allí.

lunes, 8 de enero de 2018

UN DÍA MÁS





Juan sigue en la continuidad, de un día más, no ha observado los matices que le rodean, por el contrario cada vez muestra menos interés. Se siente más esquemático en lo que quiere lograr y el resto queda un poco de lado. Piensa que si simplifican las cosas serán más fáciles. Este pensamiento le lleva a aplicarlo a su vida personal y laboral.
Los matices y los aspectos que lleva el camino, le empiezan a dar un poco igual, no es el objetivo, este es lo importante, lo otro es un añadido, los añadidos dispersan de la meta. Al llevar este pensamiento a su vida le ha supuesto unos cambios con respecto a las personas que le rodean, familia, amigos, compañeros y conocidos.
Tan sistemático le llevan a ser una persona más aislada. Cosa que no le importa, al contrario se siente liberado de ataduras, al menos así lo siente.
Un día en un viaje de trabajo se sentó a su lado, María. Empezó a entablar conversación a pesar de las frases cortantes que recibe. Ella tiene la habilidad de dar la vuelta a las cosas.
Juan extrae su libro de la cartera con la intención de aislarse, pero una y otra vez tiene la interrupción de María, hasta lograr su objetivo. Juan cierra el libro y mirá a los ojos verdes de María. Con un hablemos indica haber sido derrotado y prestar la atención hacía ella. El viaje son cuatro horas, ya se cansara y podrá volver a su libro. Pero ella envuelve la conversación en una envoltura interior, donde se muestran las impresiones personales no estereotipadas. Al finalizar el viaje intercambian sus teléfonos. Tal vez terminen en el buzón de la publicidad. Pero algo ha despertado en Juan para sentir cada paso hasta la salida de la estación.

viernes, 5 de enero de 2018

LA ÚLTIMA CENA




Hoy se ha reunido la familia a cenar, los cuchillos están en el lado derecho del plato. Todos superaron la mayoría de edad cronológica, aunque hay duda sobre la otra, la mental.
Los García Cifuentes son muy apasionados y no se tienen gran aprecio pero son amantes de las tradiciones. Cada miembro se ocupa de traer un plato diferente para compartir, que raro suena en un clan tan dividido. Los padres se han esforzado de que esto sea así, pero ellos han sido uno de los culpables de esta situación.
Los cuatro abuelos también forman parte de la cena y todos esperan que la llamada de la muerte se pronto para poder coger una parte del pastel, atesorado, durante tanto tiempo. Quizás sea el sentimiento común de la reunión para hacer la cena.
El bajo del chalet se habilita para ser la recepción de la misma. El fuego de la chimenea trata de dar calor a una situación mas fría que en el exterior.
El vino es el de la bodega de la familia, el otro es agua del grifo. Cada miembro deja su plato aportado, mientras se suceden las miradas sobre la cantidad o el producto aportado. Los platos son de plástico, solo las copas y los cubiertos ofrecen una calidad superior a usar y tirar.
Los abuelos dicen unas palabras, recibidas con miradas a los teléfonos móviles o al suelo. Todos saben que sera la última reunión. La chimenea es alimentada con toda clase de desechos que va generando un humo negruzco sin poder ser evacuado. A nadie se le ocurre abrir las ventanas, esperan que lo hagan otros, mientras comen en silencio. No hay cruces de miradas ni de palabras. En una hora todo habrá terminado y regresaran a sus casas.
La comida y bebida produce sopor.

jueves, 4 de enero de 2018

SALIDA DE LA ZONA DE CONFORT



A Juan se le educo en un mundo de miedos, todos ellos los interiorizo y los desarrollo como la normalidad. Nunca se paro a razonar, por ver si tenían sentido, sino que se creyeron como un credo espiritual.
Temeroso, no tubo amigos, pues le podían engañar y llevar a situaciones que no eran las suyas. Solo se desarrolló en su familia, en el único estado de seguridad. Cuando fue saliendo de su circulo de confort solo encontró hostilidades. Terminó la escuela y encontró el trabajo que la familia le proporciono.
Allí cumplió su horario laboral pero apenas interactuaba con el resto de compañeros. Se apartaba de las bromas y de las celebraciones, siempre poniendo cualquier excusa. Por lo que se le colgó el sambenito de bicho rarito.
Por supuesto las mujeres no estaban en su órbita y conseguía rehuirlas. Su deseo de ser padre era un frustración, quería enseñar a su vástago todo lo que el sabía.
Esté aislamiento le llevaba a desconocimiento de otras ciudades y parajes, solo sustituidos por la visión en las cadenas de televisión.
Juan tiene quince días de vacaciones y decide salir de su circulo e ir a un paraje inhóspito por su climatología en otro continente. Allí cuenta con alojamiento y manutención. Solo algunos animales, fácilmente observables le ocupan su tiempo, como si viera un documental.
Tanto tiempo, consigo mismo, en un sitio tan hostil le lleva a reflexionar sobre todo en su vida y cuestiona las bases de su manera de ser. Lo cual crea un conflicto interno, pero comienza a olvidar el miedo. Esa desnudez le produce una sensación de piel erizada pero esperanzadora. Se empieza a sentir a gusto lejos de familia, ideas preconcebidas. Como si hubiera abierto una ventana y entrara una bocanada de aire fresco en un ambiente turbio.

miércoles, 3 de enero de 2018

EL RESPIRO DE LA ÚLTIMA CUESTA



Juan se sorprende de la noticia sobre un asesinato y como el autor mantiene durante mucho tiempo el recuerdo del acto. No ha sido imputado por él, pero su conciencia no esta tranquila. Ha sabido esquivar a los investigadores y se ha encontrado a salvo. Pero en su pensamiento surge que si ha sido autor una vez lo puede hacer en más ocasiones. Cree tener controladas las situaciones pero es difícil no dejar un cabello en el lugar menos indicado. Como al haber cometido el crimen puede repetirlo de nuevo y así, en una espiral ascendente en otras ocasiones, esa magnanimidad que concede el poder, sobre los demás, aunque sea la vida de ellos.
Juan entiende que ese pensamiento obsesivo se produce una y otra vez en su cabeza, con el agravante de seguir actuando. Y el juego de no ser detenido, produce esa sensación de ser persona muy importante, incluso los medios de comunicación dan alas para sentirse así.
Razona que ese sentimiento de culpa va generando un odio en su interior que le va pudriendo y llega el momento de tener que confesarse culpable para limpiar el pensamiento tortuoso, perseguidor en cada momento de su vida.
Como hay errores, no controlados que facilitan el acceso a su detención y posterior declaración. Parecido a subir una cuesta muy empinada y la necesidad de parar, en lo alto de la misma, y tener una profunda respiración y sentir un alivio reparador.
Quiere comprender los motivos de su actuación pero detrás hay un numero de cosas muy diferentes que forman la personalidad de cada persona.
Los medios de comunicación se manifiestan como el triunfo del bien sobre el mal y como podíamos haber sido su siguiente victima, por ello surge el respiro, de la última cuesta, en la población en general.

martes, 2 de enero de 2018

LA LLAMADA DE TELÉFONO



Juan llama por teléfono para decir que va a ir a casa de María. Pero la respuesta es negativa, tras un pequeño balbuceo, contesta que no a estar. Juan hace una mueca de disgusto y se despide de ella. Había buscado el día y la fecha para encontrarse con su amiga. Incluso ha comprado un regalo. Después de colgar nota un vació en si mismo. Sus expectativas se han truncado. Como una catarata sus pensamientos van contra ella, tomá la decisión de apartarla de su vida, no quiere volver a saber de ella. Juan no tiene términos medios o es blanco o negro, los matices no los consigue introducir en su mente.
Se derrumba en el sillón y sigue haciendo su plan de olvido.
María ha notado el tono de la despedida y conociendo como es. Decide llamarle pasadas unas horas. Le dice que tenía hora en el especialista y por ello no le pudo atender. A Juan le suena a disculpa, pero ha tomado una decisión y se elige en ser dominante, juega con un lenguaje de sorna bastante despectivo, como si estuviera en una posición de poder, pero sin estarlo y sin ser. La despedida es seca.
María queda en una sensación de malestar, pero se siente culpable por no haber aceptado su visita, ahora todo esta perdido, por esa posición suya de no aceptar la visita de Juan cuando ella no la ha solicitado. El revuelo de posiciones dominantes ha dado al traste con una relación de amistad con posibilidad de haber sido de otra mayor, la de pareja.
En un despecho, Juan borra el teléfono de María, no quiere volver a saber de ella, se siente rechazado y por tanto humillado y eso no lo va a consentir. María también se siente victima y sigue igual.