Juan
trabaja de un mercadillo a otro. Su pequeña parada de dos metros, le
permite albergar su poco genero donde su fuente principal son los
calcetines, parece mentira la diversidad de modelos que tiene y a
penas varia su composición, salvo las temporadas de verano e
invierno.
Una
pequeña furgoneta le traslada cada día a un punto diferente de la
ciudad, ya dejo lo de viajar por provincias y dormir en diferentes
sitios para hacer muchos kilómetros.
En
los tiempos en que se suele comprar por Internet, queda un poco
anacrónico, su trabajo, pero hay un público, de edad superior con
la conciencia de que todo es más barato allí.
Muchos
días no tiene casi para pagar los gastos. Pero sigue día a día
ofertando sus calcetines que compra en un un almacén, cumple esa
labor de intermediario, para ganar su sustento y un poco más para
posibles arreglos de la furgoneta.
Vive
solo, no se ha adaptado a la convivencia con otra persona, se cree un
nuevo nómada, por su trabajo. Su casa tiene dos habitaciones, una en
la que duerme y tiene su armario y la otra con estanterías donde
guarda el genero.
Juan
es una persona muy afable y agradecida a quien compra su genero.
Hoy
es martes, madruga para tener todo colocado y baja en busca de la
furgoneta, la acercara al portal y cojera las cajas de plástico para
meterlas dentro, los hierros y maderas de la parada quedan guardados
dentro. Pero al ir al lugar donde la ha aparcado no está. Las
alarmas saltan, siempre es en el mismo lugar. Va a la policia a
denunciar el hecho y le informan que se lo ha llevado la grúa
municipal, pues van a asfaltar la calle. Tiene que ir al deposito y
recogerla. Día perdido.