viernes, 7 de abril de 2017

LA SOLIDARIDAD






Ha sonado la sirena en la fabrica, siempre suena para indicar tiempos, tanto de actividad como de inactividad.
El primer sonido es para la iniciación de tarea. Todo el personal se pone a realizar su actividad diaria. Tienen que estar todos en sus puestos. Similar al régimen de trompeta en el ámbito castrense.
Juan es uno de los operarios que esta en una fabrica de zapatos. La destreza de la repetición de unos actos, realizados mil veces. No le da tiempo a otra actividad. Algún comentario sesgado con sus compañeros de mesa corrida, rompe la monotonía manual. A las once suena de nuevo el pitido que indica el momento del bocadillo, o desayuno. Dependiendo para quien. Es el momento de coger el móvil, para relacionarse con alguien de fuera del entorno o hablar sobre el partido de la noche anterior. Cosa que Juan, suele rehuir,  prefiere hablar de cualquier cosa.
Los veinte minutos pasan deprisa y lo recuerda el nuevo pitido. Visitas al servicio y conversaciones sindicales, que no llevan a nada claro. Se mezclan entre tantos contenidos.
Se limpian las mesas y se dejan aptas para poder comer en el próximo intervalo de descanso. Donde hay una hora, da tiempo a salir fuera, a fumar un cigarro o tomar el sol, si lo hace.
Una vez dentro retoman su actividad pero a la media hora suela la sirena tres veces, señal de emergencia y abandono del trabajo. Empiezan a ver un humo negro que sale de los acondicionadores de aire.
La salida se hace rápida, ya está ensayada.
Pero ahora es real, con poco intervalo llegan los coches de bomberos, pero el fuego ya ha tomado cuerpo.
Las pertenencias personales están en el vestuario y por tanto están sin nada para volver a casa, comienza a funcionar, la solidaridad.

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