viernes, 9 de diciembre de 2016

EL PANADERO







Juan acude cada día, para comprar el pan que elabora de manera artesanal su amigo Alberto. Siempre buscan el momento para intercambiar palabras hasta que la llegada de algún cliente, interrumpe la misma y es el momento de salir.
Juan tiene un trabajo donde tiene que desarrollar el intelecto, por ello le propone una noche ayudarle, en la producción panadera, para cambiar sus hábitos, diarios.
Alberto le acepta como compañía y ayudante. Para Juan es un gran reto, trabajar con las manos y aprender algo sobre lo que consume todos los días.
La panadería la llevan entre dos amigos y ambos le dan el toque particular. Curiosamente la gente adapta sus compras a los días que le toca a cada autor. Pues unos les gustan unos productos que elabora, más que los otros.
Como siempre están innovando, creando diferentes productos, que sean lo suficiente atractivos.
Alberto quiere mostrarle una nueva creación sustituyendo el agua por una infusión de especies. Lo cual le ayudara para saber la opinión de su amigo.
Le explica el motivo y el relleno con semillas, buscando la digestibilidad de su creación.
Primero hacen la selección de ingredientes y le pide que en una olla vaya haciendo la tisana. Cuando reposa comienza la labor de amasado, se utiliza la levadura madre y se aporta la sal correspondiente, como no es una masa muy grande, al estar en pruebas, se amasa a mano. Juan comienza a sentir el cansancio de unos brazos desacostumbrados. Mientras Alberto ríe, el trabajo del novato. Mientras va elaborando el pan del día siguiente en la amasadora. Le da las instrucciones para ir incorporando los ingredientes, mientras supervisa ambos trabajos.
La entrada en el horno es el paso final y la espera de la salida. Una espera nerviosa para degustar el producto. Solo esperar.

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