miércoles, 13 de abril de 2016

LA INFORMACIÓN






Tenemos, gracias a la información, noticias de muchos sitios, de muchos lugares, algunos muchos miles de kilómetros y sin embargo no conocemos al vecino de arriba o al de abajo. La prensa escrita primero, radio, televisión y ahora Internet nos posibilita conocer que ocurre a mucha distancia. Evidentemente las noticias son muy sesgadas, con un nivel de consumo muy claro. Tenemos que conocer unas cosas concretas de países lejanos o del nuestro propio. Esa información se convierte en muy valiosa, contra más tengamos nuestro poder es mayor. Esta es la mentalidad que tenemos y como tal actuamos.
No es importante si la urraca pasa cerca de tus pies en busca de algo para llevarse al pico o si la luna está en creciente o menguante, eso no tiene importancia; lo que si lo tiene es lo que hacen el resto de personas, por supuesto mal, en cualquier rincón del planeta. Quizás con el planteamiento de si los otros lo hacen mal, yo me encuentro un poco mejor. Si tengo un brazo enyesado y veo un reportaje de parapléjicos, lo mío se convierte en “pecata minuta”, no tiene importancia.
Pero nuestra realidad cambia con la recepción de nuevos datos y se trasforma a lo “que vive el mundo” no podemos ser seres asociales, pero cambiamos a ser parte de una burbuja que nos impide vivir lo que nos rodea, al fin y al cabo, esa es nuestra vida, no la que recibimos por parte de la información. Aunque está sea de muy diferentes formas, lenguajes o sentimientos.
Perdemos el contacto con todo, lo que nos rodea y al final también, la perdida es nosotros mismos. Aquí ya tocamos cosas de mucho fondo, es nuestra propia persona la que está en peligro, pero es más fácil dejarse llevar, no tenemos que preocuparnos.

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